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Hay un gran número de alumnos que fracasa porque empezaron la educación primaria con dificultades para aprender a leer y escribir, con dificultades para automatizar la lectoescritura y para comprender un texto. No leían bien, estudiaban mal y cada curso que pasaba se distanciaban más de sus compañeros normolectores.
Las dificultades de lectura tienen un origen neurobiológico, y la buena noticia es que gracias a la plasticidad del cerebro la lectura puede entrenarse.
El cerebro siempre ha sido plástico, pero hace sólo 30 años que las universidades del mundo han descubierto que realmente el cerebro es mucho más plástico de lo que nunca habíamos pensado. Esto significa que las neuronas se modifican a partir del trabajo al que las sometemos. Por tanto, vale la pena hacerlas trabajar de la manera adecuada.
A través de resonancias magnéticas se ha visto que se crean cambios estructurales en el cerebro después de un entrenamiento con Glifing.
Nuestro cerebro es la clave del éxito.
Las neuronas necesitan conectarse entre sí, no pueden vivir sin estar conectadas con otras neuronas. Así crean una red de conexiones eléctricas y químicas. Una red de casi 2.000.000 Km. de fibra nerviosa.
La estimulación, el trabajo, es lo que hace que se creen estas conexiones. Practicar la lectura aumenta las conexiones entre las neuronas, cuanto más entrenamos más conexiones se crean y más robustas se vuelven. El hecho de que las redes sean robustas hace que trabajen más rápidamente, con mayor precisión y menos esfuerzo.
¡Una neurona desconectada es una neurona muerta! Por eso, es muy importante hacer trabajar convenientemente el cerebro porque cuando hacemos trabajar las neuronas creamos nuevas conexiones o reforzamos las antiguas y esto da vigor a nuestro cerebro.
“La herencia aporta entre un 30 y un 60% del cableado cerebral, el resto puede ser modificado por el entorno. El entorno puede modificar el cociente intelectual en 20 puntos” (Frederick Goodwin)
Así, aunque llegamos al mundo con una base genética importante, otra parte importante puede ser modificada por el ambiente. Es decir, nuestro entorno de vida y aprendizaje marcará la diferencia de forma muy visible en el desarrollo del cerebro.
El cerebro es plástico y la plasticidad cerebral es igualmente responsable del aprendizaje y de la superación de lesiones del sistema nervioso como de las adicciones patológicas y de la permanencia de los hábitos, tanto de los buenos hábitos dom de los nocivos.